El 31 de Julio del 2006, escuché al Señor que me decía, “Deja todo a un lado, y ven y vea.” Así que dejé mi empleo, mi casa, mi vehículo, y mi familia para empezar una nueva fase de mi vida en el seminario.
La invitación que Jesús me hizo no difiere nada a la que le hizo a sus discípulos en el Evangelio de Juan, “Ven y vea” (Juan 1:39). Su sencilla invitación fue para ellos el inicio de una nueva jornada. Una jornada que al final los llevaría a la dicha de la comunión plena con Cristo. Es su misma invitación de “Venir y Ver” la que les hago yo a ustedes, como parroquianos de St. William, de regresar a casa de Dios para la Misa, los sacramentos y la Comunidad.
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